Presentación
/es/pages/4254
A semejanza de otros pueblos, el vasco ha vivido en los tiempos recientes demasiado en contacto con el sufrimiento y el sinsentido que produce la violencia. Nuestra experiencia está demasiado marcada por el recurso al enfrentamiento como procedimiento imposible de resolver nuestras diferencias. Durante generaciones seguidas hemos convivido con el horror de la eliminación física y moral del contrario, del “otro”, del que se tiene por diferente. Pareciera como si un castigo de naturaleza no humana se hubiera abatido contra una tierra que, sin embargo, ha sido capaz de ganarse la prosperidad en todo este tiempo. Violencia y hundimiento moral colectivo han convivido con la capacidad de los vascos para progresar y para hacer de su sociedad un lugar confortable en lo material.
En 2012 tendremos ocasión de recordar una de aquellas dramáticas experiencias de violencia: sin duda, la más trágica, la que trae consigo una guerra civil. Setenta y cinco años se cumplen de los bombardeos que asolaron diversas localidades vascas, como Otxandio, Durango, Eibar, Bilbao y aquélla que ha pasado a la cultura universal como denuncia suprema de la crueldad contra la población civil en el marco de una contienda: el bombardeo de Gernika.
A la vez, los tiempos que vivimos albergan una esperanza sólida y bien fundada de que el escenario de violencia terrorista que nos ha acompañado brutalmente durante un infinito medio siglo termine de una vez. Son tantas las señales como las voluntades de la ciudadanía vasca que indican y muestran el camino para acabar finalmente con la violencia de intenciones políticas, contra el terrorismo
Con el objetivo de animar y coadyuvar al recuerdo y a la esperanza de que nos traigan otro futuro bien distinto, hemos preparado desde el Gobierno Vasco una actuación estratégica que busca la significación de 2012 como 'Año de las Culturas por la Paz y la Libertad'.
Durante su celebración tendrán lugar convocatorias, actos, encuentros y celebraciones que acompañen a vascas y vascos, y a aquellas gentes de todo el mundo que quieran juntarse a nosotros a poner un grano de arena en pos de tan benemérito objetivo.
Reflexionar, pensar juntos, trasladar ideas, recogerlas, juntarnos, gritar bien alto, escuchar… serán muchos de los verbos, de las acciones que llevaremos a cabo. Todo para tener más cerca, con nuestro empeño y disposición, la Sociedad que la mayoría desea: un País en paz, plural y libre, donde se respete la diferencia, se fortalezca la convivencia y se resuelvan los criterios enfrentados mediante el diálogo, la empatía y la razón. Un empeño noble, una voluntad universal, un escenario inmediato.
SEÑAS Y VALORES DE LA PROGRAMACIÓN
[1] Proyección hacia el futuro, visibilización del cambio y preparación de un nuevo tiempo social.
Buscar la contemporaneidad de cada propuesta, su 'impronta XXI' y su toque 'post-'
[2] Orientación al ciudadano/a
a. La accesibilidad. Propuestas lo más abiertas posibles, dentro del rigor y la especialización que algunas propuestas pueden tener, buscando formatos, canales de información y precios que faciliten la presencia de los públicos potencialmente más amplios.
b. El retorno y la interacción.
[3] Aliento al diálogo asertivo y desarmado. Resiliencia
Es de suponer que en el manifiesto para este Año, no podrá faltar la palabra 'convivencia'. La escritura del relato, la habilidad, o la posibilidad de encarar un nuevo tiempo necesitará de la pérdida de la obstinación y el miedo a confrontar diferentes ideas sin miedo a las consecuencias, y ésta debería ser una seña de indentidad claramente expresada desde el inicio
[4] Dejar rastro.
Sea cual sea cada uno de los programas, lo óptimo será que una vez que acabe dejara tras de sí un rastro de continuidad, una alianza abierta, una nueva red, un grupo que pueda evolucionar, una pequeña obra en marcha... Hacer tejido
[5] Entretenimiento sin frivolidad ni ostentación
Las propuestas de entretenimiento serán necesarias pero no hay que olvidar que son tiempos de dificultad y lógica sensibilidad en lo que se refiere al buen uso del dinero público.
[6] Lo local y lo global
Lo internacional debe de ser compañero e interactuar con lo local para mantener así en movimiento la rueda incansable de la cultura plural e integradora
[7] La población joven como protagonista
Podemos pensar que las generaciones nacidas a partir del 80, que no han vivido la realidad política agonística de la dictadura, la difícil transición y sus obcecaciones consiguientes, pueden, deben ser los principales motores de cambio y, por lo tanto, los principales protagonistas de este Año.